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La crisis de lo efímero

  • Foto del escritor: yunuen0
    yunuen0
  • 13 feb 2024
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 20 feb 2024

Por Francia Hernández


Efímero”. La primera vez que descubrí esta palabra fue en un artículo de un enlace de facebook que exponía la lista de las palabras más bellas del castellano, su significado se describe como “aquello que dura por un periodo muy corto de tiempo”. Recuerdo que había otras palabras como etéreo “extremadamente delicado y ligero”, inefable “algo tan increíble que no puede ser expresado en palabras, sempiterno “que durará para siempre, que habiendo tenido un principio, no tendrá un fin” y varias más. 


Independientemente de su significado, estas palabras son dulces al oído, ya que con cierta delicadeza describen algunos de los aspectos de la vida. Pero me atrevo a afirmar que usualmente no son de uso coloquial, al menos yo no las escucho muy a menudo en las conversaciones de mis círculos cercanos, a excepción de “efímero”. Esta palabra ha ido ganando popularidad porque describe la forma en que vivimos últimamente. 


“Efímero”, es decir algo que termina rápido, un suceso que es inmediato, que cuando empieza no tarda mucho en terminar. Pero dicho esto, ¿hay belleza en lo efímero?, ¿por qué lo hemos convertido en nuestra constante? Para analizar mejor la pregunta en cuestión, traslademos el concepto aplicado a algunos ámbitos de la vida del ser humano. 


Primeramente, en el ámbito empresarial, la búsqueda de la inmediatez podría traducirse en eficientizar los procesos. Un claro ejemplo de ello han sido las diversas revoluciones industriales. Desde la primera con la llegada de las máquinas de vapor hasta la cuarta que vivimos hoy en día, dónde convergen la tecnología y los sistemas tanto digitales como físicos. Todas las revoluciones se han visto motivadas por la producción en masa, desde la automatización y agilización en los procesos, la reducción de los costos de producción y la búsqueda de la satisfacción inmediata de las necesidades del mercado. 


Hoy en día, con un click podemos acceder a la información que deseemos, tan solo en un mismo año se lanzan varios nuevos modelos de teléfonos, los CD´s ya no se rayan más porque han sido reemplazados. Hoy podemos cambiar de canción cuantas veces queramos e incluso adelantar la canción  para solo escuchar nuestra parte favorita con solo mover un dedo. Vivimos en una época que se distingue por su inmensa oferta de productos de una misma gama, desde ropa, carros, artículos para el hogar, etc., incluso podemos encontrarlos en internet. Se ha derribado la distancia entre lo cercano y lo que parecía lejano, lo duradero y confiable ha evolucionado ha desechable y reemplazable. Pero el pequeño, gran y fatal detalle es que ahora lo hacemos con las personas, hemos trasladado la inmediatez a las relaciones y esto es lo más alarmante. 


El sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman en su libro “Amor líquido”, aborda el término “líquido” para hacer referencia al fluir de las cosas de hoy en día, ya que el agua en su estado líquido tiene capacidad de transformarse y adaptarse a diversas formas en un instante; cabe señalar que el término no se emplea desde la capacidad de cambio y adaptabilidad sino desde la falta de solidez en los vínculos. 


Dicho esto, creo que en su obra, Bauman explica adecuadamente la inmediatez de las relaciones. De forma breve, él propone que los vínculos ya no se establecen con una mirada a largo plazo, sino más bien se trata de vínculos útiles y prácticos, por lo que se rompen una vez que alguna de las partes encuentre una opción más ventajosa. En las propias palabras del autor “los vínculos y las asociaciones tienden a ser visualizados y tratados como objetos a ser consumidos, no producidos; están sujetos a los mismos criterios de evaluación de todos los demás objetos de consumo” (Bauman, 2000). Ahora cada vez más nos regimos por un individualismo egoísta, que solo vela por por los intereses y la satisfacción propia e ignora por completo el bienestar y los deseos del otro. 

 

Sin profundizar en más ámbitos, me gustaría llegar al punto de que  tenemos a la mano un sin fin de ofertas constantes al alcance de un click. El problema surge cuando continúa la libertad de elecciones efímeras, lo que se podría traducir ansiedad. Bauman en su libro “Modernidad líquida” citando a Leo Strauss “La libertad sin precedentes que nuestra sociedad ofrece a sus miembros ha llegado acompañada de una impotencia también sin precedentes”.  Con objeto de reafirmar: la libertad que en su precedente sonaba tan maravillosa, en abundancia resulta ser contraproducente y no hay precedente alguno que nos oriente cómo enfrentarlo. 


Como sociedad hoy en día vivimos la crisis de lo efímero, una crisis marcada por la inmediatez, por el consumismo insaciable y por el individualismo egoísta que en conjunto generan estrés y ansiedad. Lo efímero suele ser nuestra constante ¿realmente queremos que lo sea? Sabemos que lo único permanente es el cambio y que no hay nada de malo en eficientizar procesos. Pero ¿qué nos dice la naturaleza al respecto?


La naturaleza se rige por ciclos, estaciones que marcan su tiempo. Imagina que comencemos a pensar en acelerar el desarrollo de un bebé en el vientre, ¿sería una locura? quizás no imposible para la ciencia, pero ¿cuál es la prisa? 


No puedo negar que la inmediatez es parte del sistema, ya que como consecuencia de la búsqueda de alcanzarla, la realidad es que en los trabajos se reconoce a aquellos que son más veloces en hacer sus tareas correctamente, así que no podemos ir al ritmo de un perezoso en todo. He escuchado a muchos usar expresiones como “el tiempo pasa volando”, hasta yo las he usado. ¿Vale la pena vivir la vida corriendo? Démonos el permiso de disfrutar el aquí y el ahora.


Disfrutemos de tomar un café, un té, una cerveza, un vino, o cualquier bebida. Disfrutemos el paisaje al caminar, el ver nuestra película favorita por el solo placer de verla. Disfrutemos de conocernos a nosotros mismos y démonos el tiempo para hacerlo. 


¿Realmente quieres dedicarte a eso que estás estudiando, o te quedas porque cambiar de carrera implica “perder tiempo”? ¿Realmente quieres el puesto por el que te estás esforzando tanto en el trabajo? ¿Realmente quieres casarte, o es solo por la prisa de la edad y por lo supuestamente correcto? 


Recordemos que así como nos damos el tiempo de de conocernos a nosotros, debemos de darnos el tiempo de conocer al otro, sin prisa, con calma, démonos permiso y la oportunidad de enamorarnos lento, porque no se tú pero a mí me mueve más un amor sempiterno, que un amor efímero. 




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 Bibliografía: 

De Luna A. (2020). “Tiempo y Cultura la Sociedad de la inmediatez” (Trabajo fin de grado. Universidad de Sevilla.  


Yuste J. (2016, 07 de mayo) 40 de las más bellas palabras del castellano. ¿Están vuestras favoritas?. Cultura inquieta. Sitio web: 

 
 
 

1 comentario


abrilalejandra2803
13 feb 2024

Me removió muchas cosas que he sentido durante un tiempo y sentí identificado el Concepto de lo efímero, hoy trato de disfrutar cada momento a mis tiempos sin frustrarme de que no pase

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